Uno de los síntomas más curiosos de esta enfermedad es que no deja huella. Se produce una elevación anómala en la bóveda de la planta y los dedos pueden quedarse agarrotados, lo que hace que el tamaño del pie disminuya.

Suele detectar a edades tempranas, entre los 3 o 4 años, cuando los bebes empiezan a caminar con soltura y el calzado se desgasta más por la parte posterior de la suela. Esta característica de la enfermedad produce que al andar, las personas afectadas, no dejen huelle al caminar lo que facilita mucho el detectarla.

¿CUÁLES SON LAS CAUSAS?

En un amplio porcentaje es de carácter hereditario, en otros casos es derivado de enfermedades neurológicas. Este síntoma es muy común aunque, generalmente, en grados muy leves.

¿CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS?

Generalmente las molestias no causan grandes trastornos, aunque se agudizan con la edad.

  • Dolor en las almohadillas (metatarsalgia)
  • Durezas dolorosas en las zonas de mayor apoyo
  • Dedos en garra y tendinitis
  • Dolor en el talón al apoyar (talalgia)
  • Cansancio y dificultad para permanecer de pie.

¿CÓMO TRATAR LOS PIES CAVOS?

Un tipo de plantilla apropiado o calzado ortopédico es uno de los tratamientos más adecuados junto con ejercicio físico. En casos muy graves se debe intervenir quirúrgicamente.

¿QUÉ TIPO DE CALZADO NECESITO?

Se recomiendo uso de calzado cómodo, ancho y flexible que permita la movilidad y la transpiración. Zapatos con horma ancha, con suelas que faciliten el reposo de la planta. Caminar descalzo, masajear los dedos y una correcta higiene son algunos trucos que mejoran la salud del pie.